miércoles, 26 de septiembre de 2007

Má...

... me pediste que te escribiera algo y aquí está, la verdad es que quiero que sepas que no me cuesta nada de trabajo repetirte lo que ya sabes: que eres la mejor mamá que me haya podido tocar. Eres una mujer muy fuerte y me gustaría tener un poquito más de tu temple para afrontar la vida. Siempre te he admirado, me has hecho una mujer educada y justa.

Siempre tuve una niñez muy feliz, me diste exactamente lo que yo necesitaba para crecer y para madurar. Tuviste la medida exacta y la palabra oportuna. A veces uno que otro regaño que en aquellos momentos no me parecía justo, pero que ahora lo agradezco, porque me han hecho la mujer que aprecian muchos. Me diste la oportunidad de escoger las escuelas en las que quise estudiar, sé que nos costaba a veces mucho trabajo para conseguir lo de las colegiaturas, pero quiero que estés tranquila y que sepas que fue un esfuerzo que ha valido la pena, que me hiciste una niña feliz y que de esas grandes escuelas tengo grandes amistades. No tienes que recriminarte nada.

Las circunstancias de la vida nos hicieron pasar momentos un poco difíciles, pero Dios sabe por qué hace las cosas y eso nos hizo más unidas, con una comunicación más fluida y en lo personal me hizo valorar muchas cosas y madurar a una edad más temprana que las otras niñas. Puedo decirte con toda sinceridad que no me siento carente de nada, que tengo una mamá que me dio todo para que yo sea feliz. Tengo unos hermanos maravillosos, uno más loco que otro, pero siempre al pie del cañón como ustedes me enseñaron. Tuve las mismas diversiones que un niño normal, sólo que mis tendencias fueron siempre más tranquilas, yo simplemente me divierto con otras cosas menos ruidosas, como leer. ¿Te acuerdas que prefería leer a comer? Pues ahora no tengo todo ese tiempo para hacerlo, pero por ahí ha quedado la costumbre.

Amo profundamente que me hayas hecho ver que hay gente que necesita ayuda y que nosotros podemos ayudar. También te agradezco que me hayas enseñado a ser humilde, a darle tiempo al tiempo y a aceptar la cima como la sima con la misma tranquilidad, sólo es cuestión de ganas. Me enseñaste a superarme, a tomar clases de lo que sea, a aprender. Me has dado consejos sobre cómo hay que conquistar a un hombre... y sabes? Siempre has tenido la razón, pero también la paciencia para darme la oportunidad de rectificarlo por mi cuenta. Sé que es duro y a veces estabas renuente, pero siempre una increíble esperanza terminada por reinar. Una vez algún maestro dijo que paciencia es la "ciencia de la paz", se oye cursi, pero creo que es la verdad. Es una ciencia aprender a esperar. Eres una MADREZOTA! y te amo profundamente, poruqe me aceptaste en una etapa de tu vida en la que ya eran raros los bebés. Gracias por tomar el riesgo! Esto no me confirma nada más que tu valentía. Sé que tú y yo hemos sido grandes cómplices, nos hemos peleado algunas veces, pero estoy segura que siempre fue por defender lo que pensamos y me gustó mucho haberlo aprendido en casa. Gracias a eso me sé defender de los demás cuando se quieren pasar de vivos.

Gracias por no hacerme una niña berrinchuda, por aceptar lo bueno y lo malo, a veces lo malo con un poquito más de nervios, pero también esa adrenalina le da sabor al caldo. Gracias por decirme cuando la riego, a nadie le gusta y menos viniendo de los papás, pero siempre ha sido mejor que me lo digas tú y no cualquier otro hijo de vecina. Gracias por hacerme esos lindos vestidos, porque fueron un gran tiempo que dedicaste para mí, gracias también por mis regalos de reyes y porque me hiciste ver que hay niños que no recibieron lo mismo que yo. No me hiciste una mujer egoísta, frívola y dura, sino una mujer conciente de las situaciones que vive nuestro mundo.

No todo ha sido miel sobre hojuelas, también tuve mis momentos de rebeldía, mis fallas adolescentes, pero no me quedé ahí, lo superamos juntas porque nos queremos. No hay nada que yo tenga que reprocharte, al contrario, tengo mucho que agradecerte y no estamos acá para señalarnos los errores humanamente posibles, estamos acá para darnos amor y para disfrutarnos el tiempo que Dios nos lo permita, sin miedos y sin resentimientos.

Te amo y no hay nada más grande que esa presión perfecta que tienes cuando me tocas. No hay nada más hermoso que llorar a tu lado y tener ese consuelo tuyo silencioso.

Te quiero má, mucho mucho, hasta el infinito y más allá!!!!!!!!